Soy un pésimo coleccionista, trato (no lo niego) de coleccionar cosas que me recuerden algo, que signifiquen algo, que me impresionen estética, ética, o emocionalmente, que me sirvan algún día para recordar y narrar... y nada, se pierden.
Es un proceso curioso, las encuentro, genero un vínculo, las guardo (generalmente en mi billetera), y desaparecen. Algún tiempo despues reaparecen en los lugares más insospechados y se ríen de mí, me invento la historia de cómo las obtuve y las vuelvo a guardar, y ellas desaparecen nuevamente.
Hay tapas, boletas, cartas, publicidades, revistas, cuadernos, fotos, dibujos, páginas de internet, personas, lugares, y hasta cicatrices, que aparecen y desaparecen. Leyendo sobre cuántica no parece tan mágico, es solamente improbable.
Hace 6 meses que llegue de vuelta a Bogotá despues de recorrer 3500 km en Vespa, me quedan a estas alturas: una foto, un saco y un diario; y lo que recuerdo, que desafortunadamente no es ni una quinta parte de lo que ví.
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