jueves, 10 de junio de 2010

Casi todo lo que colecciono cabe en la billetera

Soy un pésimo coleccionista, trato (no lo niego) de coleccionar cosas que me recuerden algo, que signifiquen algo, que me impresionen estética, ética, o emocionalmente, que me sirvan algún día para recordar y narrar... y nada, se pierden.
Es un proceso curioso, las encuentro, genero un vínculo, las guardo (generalmente en mi billetera), y desaparecen. Algún tiempo despues reaparecen en los lugares más insospechados y se ríen de mí, me invento la historia de cómo las obtuve y las vuelvo a guardar, y ellas desaparecen nuevamente.
Hay tapas, boletas, cartas, publicidades, revistas, cuadernos, fotos, dibujos, páginas de internet, personas, lugares, y hasta cicatrices, que aparecen y desaparecen. Leyendo sobre cuántica no parece tan mágico, es solamente improbable.
Hace 6 meses que llegue de vuelta a Bogotá despues de recorrer 3500 km en Vespa, me quedan a estas alturas: una foto, un saco y un diario; y lo que recuerdo, que desafortunadamente no es ni una quinta parte de lo que ví.

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