Padrastro
El punto no es tanto que le duela, porque doler doler, no duele tanto, la cosa es más como un padrastro mientras ud. se gana la vida haciendo jugo de naranja cada sábado. Suponga que el padrastro no se cura, más bien ud. lo olvida durante la semana, pero llega el sábado y la primera gota perdida de jugo que le resbala por el pulgar le recuerda que ud. tiene un padrastro. Y maldice, maldice al infeliz padrastro, aunque el infeliz sea ud.
Claro no es tan grave, pero créame que al quinto jugo ud. quiere amputar el pinche pulgar, o dejar de servir jugos o algo; lo peor es que quejarse le da vergüenza, nadie tendría derecho a quejarse por un padrastro y entonces ud se lo aguanta; y aguanta, primero ignorándolo, eso dura un buen rato, pero ud. y yo sabemos que es mentira; después trata de quererlo, de asumir que es algo gracioso que un vendedor de jugos de naranja tenga un padrastro, pero ud. y yo sabemos que es mentira; luego una brizna de ira que nace en el bajo vientre empieza a invadirlo, ud. sonríe, pero sabe que es mentira; luego cuando no puede mantener la sonrisa decide aguantar "como un hombre", sería fácil para un hombre aguantar el dolorcillo ácido de un padrastro, y ud. es un hombre, un hombre fuerte, pero yo sé que es mentira.
Efecto pitadora: "señor este jugo está ácido", "dígamelo a mi, pedazo de...", todo eso entre dientes, todo todo hasta ahora entre dientes entre vísceras entre la caja torácica, entre el corazón que ya está taquicárdico, y la vena en la cabeza.
El malestar que lo invade es más mental que físico y todos lo sabemos, pero claramente ni a ud. ni a su ira les importa eso, a ud realmente ya no es mucho lo que le importa, y eso que le importaba se va para el carajo en el momento en que, por estar pensando en el padrastro, se hace una herida pequeñita en un dedo, esa herida arde como arde el padrastro, ahora es como si tuviera dos, y esos dos juntos son casi insoportables.
Aumenta la presión y el pitido de la olla, el primer pitido es un putazo, que espanta a un cliente: "a la mierda su puto jugo, a la mierda ud...."
Ese cliente es como una tercera cortada, para ud arde igual que el padrastro y la herida en el dedo y eso, eso es mucho menos que soportable, ud, su vena y su ira... oh la ira, formidable consejera.
A la mierda el cuchillo y el exprimidor y las naranjas y los clientes y el jugo y sus dedos y todo, hay que patear, destruir, hay que matar algo, algo tiene que dejar de existir porque la ira es una acumulación increíble de energía y esas cosas explotan, ¿alguna vez a visto la explosión de una olla pitadora? .
Ya no le duele nada, ya se arrepintió, ud. dice que no, pero yo sé que eso es mentira...
Siéntese en el andén y llore, alguien le preguntara, ud., con lágrimas y mocos, le señalará su padrastro, su terrible tragedia, el infinito malestar que le produce un padrastro a un vendedor de jugos de naranja.
1 comentario:
Poner el dedo en la yaga y la naranja en el padrastro. El señor nos habla de maneras misteriosas, oh.
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