sábado, 17 de septiembre de 2011

Otra deuda que me tengo

Corriendo el veinteavo día del último mes del año 2009 de la era de nuestro señor Jesús Cristo, comenzare su viaje, este, su servidor, a lomo de su auteco plus 150 (roja a más veras), con la idea fija y la meta trazada de abandonar el suelo patrio, teniendo como rumbo escogido el sur y como último destino un lugar en la hermana república del Ecuador situado en la costa nord-occidental de la dicha república, de nombre Mompiche, pues llámanle así los nativos, y llámanle así también los pocos viajantes que al lugar arriban desde tiempos no tan pretéritos.




Del porqué de viaje querría hablarles largamente, pero los motivos, mis motivos, son aún oscuros. Epifanía podría llamarse. Un día uno se levanta y se da cuenta que nada lo retiene y todo está listo, tiene la plata, la moto, la paciencia, el tiempo, y no mucho más. Fue un acto espontáneo e irresponsable. No fui realmente consciente de lo que estaba haciendo , no lo soy aún, tal vez por un instante en una noche terriblemente tediosa y solitaria en Quito, el peso de las distancias trató de aplastarme, pero antes de encararlo y resistirlo, me corrí un poquito y lo dejé caer.
 Escribo esto como si hubiera sido una gran empresa, no lo fue. Debe ser porque la mayoría de los recuerdos los he reconstruido a partir de mi propia narración, escribo algo así como la antología de mi tradición oral. Como narrador llego a cuentachistes y como escritor a guionista de Televisa.
Ha pasado ya un año y medio desde que salí; las anécdotas fueron consignadas con negligencia en una veintena de hojas de cuaderno, las fotos se perdieron cuando me robaron la cámara, y no me quedan más imágenes que unos cuantos dibujos malos y una foto que logré subir a internet.
Margarita se llamaba la cámara, tengo esa maña cursi y maluca de ponerle nombre a las cosas que llego a querer, no son muchas afortunadamente.
Margarita o Canon a-algo, de 10 megapixeles y otras tantas especificaciones que nunca entendí del todo, de todas formas no duró mucho. Me la robaron en Pasto, en carnavales, volviendo ya, con muchísimas fotos del camino. Cuando te roban la mitad de lo que recuerdas metido en una cajita de 10X10X3cm las instrucciones para darle cuerda a un reloj, o mejor, su preámbulo deja de parecerte tan cursi.
Recuerdo una foto: en la imagen, Jacinta (la moto, y ya me disculpé por eso de irle poniendo nombres a las cosas) muy roja, frente a un montecito verde, envuelta en niebla, junto a un letrerito que decía "La Línea, 3300m de altura" "cucas, kumis, aguaépanela".
Era la conquista de la Línea, para alguien que antes de eso no había manejado jamás por carretera, era una hazaña, casi como todo ese primer tramo Bogotá- Cali....
Falta falta, algo así como 2700 km pero toca empezar por algún lado....








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