miércoles, 2 de septiembre de 2020

Sonetos

Rabia.

No veo la hora en que este año caduque
Igual el que sigue y del otro también
que pasen los meses y el tiempo cual trén
corra y se vaya el inepto de Duque

Mas tonto consuelo, boba esperanza
hermosa mentira, iluso sentir
creer que el mierdero lo arregla el salir
del cruel idiota de poca templanza

Pues sigue este circo malvado, sin gracia
Un juego perverso que se hace llamar
Sin pudor alguno: "la democracia"

Del fuego y la rabia me dejo tentar
Quiero ver gente con ira y audacia
Que queme ya todo y volver a empezar.

 

 

La muerte no anda de corbata

No me gusta que a la muerte le digan
Parca, con obligada solemnidad
Es vecina, cotidiana la verdad
No son ceremonias las que la obligan

No sé yo si nada habrá que temer
Y aún le temo, he de ser franco
No miro impávido el barranco
Lejos hoy de algún día comprender

Pero a algo me aferro muy fuerte
Las que hacen a la muerte, la muerte
No son pompas ni alta ceremonia

Porque nada hay más normal, presente
Nada más común, banal y corriente
Que la muerte, su eterna parsimonia 


Mi problema con Descartes I y II

                       I

Oh, musa, os ruego, no os apartes
de mi, que iluminación imploro.
Quiero hablar con talento y decoro
del problema que dejome Descartes

Seis meditaciones escribió René,
pero de estas solo dos interesan
Una y dos que la duda profesan
Y de las otras mejor no hablaré

En la primera el francés nos reta
a cebar la duda con pasto digno
a comprender del sentido la treta 

a desconfiar del saber fidedigno
Pintó para esto una negra silueta
Un ser malvado, el genio maligno.


                         II

Destruyó sin piedad, sin medias tintas
toda certeza que hubiere tenido
ni el silogismo quedó protegido
ni las ideas claras y distintas

Quiso así encontrar un principio
una certeza, una sola, no más
la que agüantase escrutinio tenáz
que no tuviere de duda ni ripio

Pensando quién era el que pensaba
hallola por suerte René, tan listo
tenía que existir el que ahí estaba

Su: "¡eureka!" quizás fuese: "¡por Cristo!"
y tal vez lo sintió mientras cantaba:
"yo pienso, y por fuerza, yo existo"  


Seneto


Si quisiere la funesta fortuna
que no viese más del astro la aurora.
sufriría sin duda mi señora
más no sería esta molestia alguna.

si lo comparo con otro cruel hecho
ser separado de vuestra persona
que se me niegue la dicha tan mona
que es aquella de agarrarle el pecho.

Ruégole pío a todos los santos
contra la mala fortuna y sus tretas,  
temo sin duda a penurias y llantos,

Pero en oraciones más discretas
ruego por otros felices encantos
Vivir y morir feliz en sus tetas.

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