viernes, 12 de junio de 2020

Los testigos 1. Un delirio cosmogónico.

Es la sensación espantosa de que todo está pasando mientras uno sólo contempla.
La sensación espantosa de que todo está pasando sin incluirte, sin incluírnos.
¿Espantosa?
No hay nada vergonzoso en ser un testigo, al final uno sabe todo lo que pasa, así el universo se empeñe en mantenerse oculto, la ignorancia es aparente. Como un dios antiguo cuya única función ha sido, es y será testificar.
Ya pronto se acabará todo, te habría gustado hablarles, decirles que entendías lo que estaba pasando y que ese dolor no era tan solitario, ni tan único, al final. Dios, EL DIOS, no tiene tanta imaginación y sus dolores son los mismos 5 repetidos al infinito con ligeras variaciones y cambios de intensidad.
Como tu mal de amores, ese insignificante dolor de adolescente, es el mismo de la viudez o la horfandad, el dolor de perder. Dios, EL DIOS, es un mediocre. Y uno lo sabe porque uno ha sido el testigo.
Al principio no entendimos nada, como ustedes, ("entendimos", porque somos varios, porque somos ustedes también, aunque no sepamos cómo), pero fuimos aprendiendo de sus fracasos, de sus pérdidas y sus muertes, ustedes no, sólo les quedaba tratar de enseñarse, y de confiar. Les cuesta confiar, es entendible, si pudieran se matarían, después de salvarse y amarse también, pero al final se matarían todos. Pero podemos decirles que son honestos cuando tratan de evitar que uno nuevo entre ustedes sufra lo que los viejos o idos ya sufrieron, son honestos porque son compasivos, pero también son honestos porque son soberbios y se deleitan en la presunción de la experiencia.
Pero volvamos, contemplar todo lo que ha sido nos ha vuelto dispersos, al principio no sabíamos nada, fuimos aprendiendo con ustedes, pero nosotros sí recordamos, nos habría gustado ayudarles, pero no podemos, ni nos habrían escuchado, al final nos habrían acusado de embusteros, unos pocos habrían asesinado a sus semejantes por nosotros sin que lo pidiéramos, sin que lo quisiéramos, nos habrían adorado ingnorando nuestra voluntad, y esos habrían sido los que más nos habrían amado. El resto nos habrían llamado falsos, ídolos, ingenuidad o superchería.
De todas formas nunca hemos podido ayudar. Nuestro destino es cruel pero cómodo. No podemos hablarles, ya dejamos de intentarlo pero al principio nos mordíamos los labios que no tenemos, nos frustrábamos y reventábamos nuestras frentes inexistentes contra nuestras paredes inexistentes sufriendo por ustedes.
Da igual, fueron aprendiendo, más que nada lo práctico, se enseñaron incendiar casi de inmediato porque era evidente que funcionaba, y era evidente que dolía cuando eran ustedes los que se quemaban. Y se quemaron, sí que se quemaron. Es enferma esa relación que forjaron con el fuego, como creen que los purifica sólo porque los destruye, todo porque dios, EL DIOS, los hizo odiarse a sí mismos. El fuego no hace nada que no sea evidente por ustedes. El fuego no limpia las almas que no tienen. Pero ustedes insistirán hasta que todo se queme y según ustedes se purifique. De alguna forma tienen razón porque la nada es pura y la destrucción del fuego es lo más cercano a llegar a la nada.
Pero el fuego no purificará el alma inmortal que no tienen, el fuego los convertirá en otra parte de nosotros, serán parte de nosotros porque serán un recuerdo.
Aprendieron a conseguir alimento, de maneras cada vez más sofisticadas, tanto en la forma de conseguirlo como en la de procesarlo, descubrieron el hedonismo. Muchos de ustedes creen que fue el sexo el que les dio el placer, pero fue la comida, de ahí lo aprendieron, sorprendentemente rápido, y de ahí lo llevaron a otras actividades, aprendieron a follar con placer, a conocerse con placer, a expresarse con placer y a matar con placer. Lo vimos, lo entendimos y los odiamos un poco. Luego lo entendimos más. El odio es escaso cuando impera el entendimiento.
Cuando crearon el mundo nos sorprendimos, en especial porque ya había sido creado, pero ustedes lo rehicieron al verlo, porque de otro modo no lo habrían comprendido. No entienden nada que no salga de ustedes, así que tienen que devorarlo todo y regurgitarlo en sonidos y símbolos, en dibujos y movimientos. No nos molestó, su mundo es más complejo que el mundo, más interesante y más rico. Dios, EL DIOS, sintió amenazada su creación, supo aceptarlo cuando al mentirse a sí mismo declaró que todo lo que creara ustedes era su propia creació por extención, no quiso darse cuenta de que él mismo estaba siendo creado nuevamente, al igual que nosotros. Al igual que ustedes, que se han creado muchas veces y lo seguirán haciendo hasta que no quede nada, al crear lo que ya existe todo debe destruírse. La única desventaja es que no pudimos volver a ver la esencia de nada, todo quedó visto a través de sus ojos, ojos curiosos, codiciosos, temerosos y amantes. Nunca ojos como los nuestros, intrascendentes, pasivos. Inventaron el tiempo porque no podía comprender nada fuera de él, nuca comprendieron el todo así que tuvieron que reconstruír por partes la realidad. Nos preguntamos, pero es inútil preguntarse, si habría podido ser de otro modo, pero ahora entendemos todo como lo entenderían ustedes si fueran eternos.

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