jueves, 15 de diciembre de 2011

Respuesta al post anterior


Respuesta de un amigo con el que hablé mucho sobre el tema durante la universidad.






“No obstante, no hay que olvidar que este es un país lobo, chauvinista, eurocentrista y acomplejado. Caldo de cultivo ideal para que un “monito” con apellido raro recibiera la maldición gitana que trae consigo la atención del periodismo nacional. En efecto, el titular de El Tiempo el lunes siguiente fue: “Un tal Hans Schomberger”. Muchos noticieros le atribuyeron a él la jugada del gol de la victoria azul (en honor a la verdad, el balón pasó por sus pies varios minutos antes de penetrar el arco opita). Los reportajes estuvieron a la orden del día; su origen Austríaco salió a relucir y no fueron pocas las desfachateces que si dijeron al respecto:”el niño cantor de Viena”, “el nuevo Mozart del balón”, se cuentan entre las menos atroces.”

Tomado del BESTIARIO DEL BALÓN. Espaciales del Bestiario: Hans Schomberger. 23-10-2005.



Una de las discusiones fuertes que se dieron en Teoría IV fue precisamente sobre el tema de Identidad. Si recuerdo bien, se planteó la inquietud sobre si era posible o no hablar de Identidad de la Arq. Latinoamericana. Sin embargo no estaría tan seguro de que para Silvia Arango se tratara de una falacia. Me parece (desde mi perspectiva actual) que la finalidad que se perseguía al plantear el tema era entender que el Movimiento Moderno inevitablemente influyó fuertemente en la producción arquitectónica de América Latina durante el siglo XX.[1] Esto nos permitiría estudiar a su vez, cómo respondían los Arquitectos latinoamericanos ante tal fenómeno, observando algunas características comunes en sus obras. En otras palabras, creo el que ejercicio consistía en analizar la forma en que se adaptaron algunos conceptos modernos dentro del contexto latinoamericano (acuérdese de "Modernidad Apropiada" de Fernández Cox) Supongo que la intensión pedagógica de Arango, Vega y Montoya era ver qué tanto podía aportar a la discusión un estudiante de quinto semestre. Creo que empezar el texto de esa manera es algo imprudente y se puede caer en imprecisiones graves (a pesar de hacer las salvedades correspondientes)
Sin embargo, esa afirmación da pie para desarrollar ideas valiosas que comparto. Tanto Ud. como yo y como Silvia Arango estaremos de acuerdo con que construcciones del tipo Toda la Arquitectura Latinoamericana es emotiva, luego toda la Arquitectura del resto del mundo no lo es, son además de odiosas,  falaces. Estos conceptos son demasiado complejos como para estudiarse con una lógica de conjuntos, sería como tratar de explicar la Identidad con la diferencia A/B = x, en la que dados los conjuntos A y B, (A es el conjunto de características de la Arq. Latinoamericana, B es el conjunto de características de la Arq. del resto del mundo)  y  un elemento x, (lo emotivo) concluimos que si x pertenece a A entonces no pertenece a B. Ahí olvidamos que las características de las “cosmovisiones” de los grupos a los que pertenecen los individuos no son necesariamente excluyentes.
También estaremos de acuerdo (los tres, o los cinco con Rafael y Ana) con que los estereotipos de la identidad son reduccionistas: Pretender  por ejemplo que el "sombrero vueltiao" es el símbolo nacional de Colombia, es desconocer la diversidad de objetos y expresiones culturales en un país plural y de múltiples regiones. Por otro lado, utilizar símbolos con los cuales nos identificamos para exaltar el fervor nacionalista es una política totalitaria que raya en el fascismo (desde un Nazi loco creyéndose una especie de Siegfried, hasta declarar a Noruega como el nuevo país enemigo en el Himno Nacional) Por último, (tal vez la conclusión más importante) comparto plenamente que "la simetría es ingenua y detestable". Si no estás con nosotros, estás en contra es tan tanto como decir que la Arquitectura Latinoamericana es visceral, colorida y emotiva, luego la Arquitectura Europea es racional, estéril y fría. A mí me ha pasado igual: Para algunos soy el más facho de los fachos y para otros soy el más rojo de los rojos. De todos modos, lo mejor del texto para mí, incluso más que las reflexiones mismas, es que resulta muy estimulante porque obliga a revisar algunas cosas sobre el tema de Identidad Latinoamericana.
Ya Ud. explicó “porqué cuando esta búsqueda es una política de estado, (le) produce un miedo inmenso”, pero pretender “demostrar” que “la búsqueda de la identidad es inútil, homogeneizante y peligrosa” me parece un poco ligero. No porque sea o no posible hacerlo, si no porque desmentir este concepto basándose únicamente en el ejercicio de desvirtuar los chiclés de la idiosincrasia, es apenas la primera parte de la reflexión (y la más fácil, aceptémoslo) Hay dos posibilidades: Si se quiere hablar de la identidad y de su búsqueda, creo que hay que asumir que es un tema complejo con una carga conceptual muy grande sobre la cual hay vasta disertación. Me parece que sería necesario empezar a buscar algo sobre el tema. En cambio, si se quiere hacer una crítica a los estereotipos, creo que lo necesita el escrito del Blog es diferenciar la identidad de lo que nos venden como tal, para poder desarrollar lo segundo sin necesariamente negar o afirmar lo primero. Personalmente creo que vale la pena que revisemos la primera posibilidad para que intentemos construir algo.
Es cierto que la definición del diccionario de la RAE de identidad que Ud. encontró es excluyente: "Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás" esta definición implica que lo que define un grupo es una característica que otros grupos no tienen (como la diferencia de conjuntos A/ B = x). Sin embargo, tenemos que partir del punto de que no es problema etimológico sino conceptual (hay algunas aproximaciones al tema, que teniendo en cuenta ésto, utilizan términos como des identidad u otredad) La aproximación desde una tendencia estadística también tiene problemas como Ud. Ya dijo, porque reducir la muestra hasta que un grupo poblacional cumpla cabalmente una característica específica es virtualmente imposible.
Me he topado, entre otros, con un texto que aborda el tema desde las ciencias sociales[2] que me ha ayudado a entender varios aspectos y a armar escuetamente algunas ideas. Aquí se habla sobre cómo la Identidad no puede entenderse en el contexto de la globalización  como “un elemento «puro» e «inamovible» sino como expresión de la diversidad cultural y temporal que nos habita, así como del carácter procesal inherente a toda sociedad. “ (Arenas, 97) Por ahora, creo que lo único que puedo llegar a decirle es que me parece que cualquier definición que se dé sobre Identidad debe contemplar que: Primero los elementos con los cuales nos identificamos (de lo que nos apropiamos histórica, cultural, social, económica, geográficamente, etc.) surgen por las particularidades de nuestros propios contextos complejos y por la interacción con otros, con las posibles afectaciones dadas por dichas interacciones. Segundo, debido a ésto, dichos elementos son mutables, transitorios y efímeros y no permiten un tipo de identidad total y excluyente. Y tercero (como consecuencia de lo segundo) por el hecho de ser transitorios nuestros elementos de identidad, suceden en determinados contextos temporales. Por ello creo que la identidad puede ser cambiante a través del tiempo y retrata un “ahora” específico:
“Identidad, ha dicho Fuentes, es lo que «somos ahora mismo » (…) Pero decir que lo que somos es lo que somos ahora mismo, pasa por el reconocimiento de los tiempos históricos que se cruzan en nuestro subcontinente. Esto deviene del ser heterogéneo que conformamos, donde se articulan, complejamente, tradiciones y modernidades, con sus lógicas y racionalidades particulares.” (Arenas, 97)
Retomo lo primero que le dije sobre Teoría IV para poder enfocar el tema dentro de la Arquitectura. En el escrito se pudo determinar algunas características comunes en obras específicas de tres (sólo tres) arquitectos: Barragán, Dieste y Salmona. Creo que lo verdaderamente importante es darse cuenta (más allá de las similitudes formales o proyectuales) que los tres tenían una postura frente a la Arquitectura y sobre cómo responder a su contexto específico. Y teniendo en cuenta su cercanía al Movimiento Moderno, los tres tienen el mérito de reflexionar sobre cómo adaptar algunas de sus características a las particularidades de sus lugares de intervención. Pero este tipo de análisis sobre los arquitectos latinoamericanos no es nuevo. Como explica Alberto Saldarriaga Roa (94), a lo largo de la historia de la Arquitectura en Latinoamérica existió una especie de sentido de inferioridad frente a los paradigmas occidentales. El tema de lo Latinoamericano fue el primer esfuerzo de teóricos e historiadores de la Arquitectura por superar este complejo y entender que la producción arquitectónica en el continente no necesita ser legitimada a través de referencias análogas modernas (un aporte innegablemente valioso) Por ello surge un sinnúmero de estudios realizados en torno a Barragán, Dieste, Costa, Niemeyer, Salmona, Testa, etc:
“Esta interpretación de la arquitectura latinoamericana se inició con la búsqueda e identificación de paradigmas. Se analizan gradualmente y sucesivamente los mejores ejemplos de arquitectos de talento (…) El estudio de los precursores muestra cómo se adoptó la modernidad y cómo, desde muy temprano en el siglo, se formaron propuestas de carácter bastante diferente de las europeas o estadinenses.” (Saldarriaga, 94. P 35)

Creo que al reflexionar sobre cuál es la Arquitectura Latinoamericana hay que tener en cuenta cuál es la respuesta que se da frente a nuestro contexto específico inmediato, un “aquí y ahora”, sin desconocer su complejidad, ni las relaciones e influencias que se dan recíprocamente con otros contextos igualmente complejos y en algunos casos lejanos (sobre todo en la época de la mass media, donde los flujos de información a escala global, hacen que los valores y los elementos referenciales de la cultura sean cada vez más numerosos, pero también cada vez más efímeros) Evidentemente, esta pregunta también puede tenerse en cuenta a la hora de hablar de arquitectura europea. Pero reflexionar sobre qué nos sirve, aquí y ahora, puede hacer la diferencia esencial entre generar un proyecto apropiable en Bogotá, Táchira, Mar del Plata o Curitiba, y retorcer toneladas de metal gratuitamente en un centro histórico. En todo caso, la discusión está abierta. Espero sus comentarios.






·         Arenas, Nelly. GLOBALIZACIÓN E IDENTIDAD LATINOAMERICANA. En Nueva Sociedad Nro. 147 Enero-Febrero 1997, 120-131
·         Saldarriaga, Alberto. ARQUITECTURA FIN DE SIGLO. Ed. UN. Bogotá, 1994


[1] La Modernidad, el progreso, el eurocentrismo etc., con muchas implicaciones que van más allá de lo Arquitectónico, son algunos de los aspectos fundamentales que analizan las ciencias sociales sobre el tema de la Identidad en América Latina.

[2] Si quiere se lo paso, de hecho he descargado 2 ó 3 más. Apenas son “la punta de Iceberg” de una extensa producción escrita, mucha de la cual está en Internet: Blogs, libros, artículos, ensayos, etc. Algunos buenos, algunos malos, pero siempre hay que revisar antes. Internet es probablemente el medio más democrático de nuestra época para difundir y compartir información.

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