viernes, 9 de noviembre de 2012

Uno se pone un poquito new age y aparece ahí medio tímido el tema de la misión en la vida. No es que de verdad uno crea en la misión en la vida pero aparentemente no hace daño pensar que sí hay un propósito y un camino y un aprendizaje y esas pendejadas.
El problema aparece porque la onda new age dura como 25 segundos y la cuestión se queda ahí latente por más tiempo.
Digo que es un problema porque si uno está invadido por el espíritu hippie toda la cuestión del objeto de la existencia es como una esperanza, un: "aguante ahí que va bien", un:   "por algo está viviendo eso". Cuando se acaba el efecto, que puede ser producto de un día bonito, de una coincidencia inesperada, de un poquito de marihuana o de una conversación con la mamá, queda poco más que una desesperanza grande, una incertidumbre enorme y dudas nuevas muy poco productivas. (Productivo es una palabra muy wallstreet para mi gusto pero ahí queda como prueba de que no tengo muy claro que quiero decir)
El caso es que lo último que se me ocurrió, es que podría ser que uno sí tenía una misión en la vida pero que la cumplió hace rato, a los 4 años o algo así, y que de ahí en adelante solo ha sabido perder el tiempo y desgastarse.
Entonces piensa uno en que es raro que no lo haya cogido un bus, en que tras 8 atracos no me ganara ni una herida, en la tractomula ... cosas así.
El karma pudo haberse olvidado de uno. O se le agotaron los planes (de ahí es es que deben venir esas muertes ridículas de "1000 maneras de morir")
Todo esto tiene sentido solo si uno tiene esa misión y después de cumplirla no tiene derecho a disfrutar "il dolce far niente" cósmico.
Pero eso también podría pasar, solo que nuevamente podrían avisarle de alguna forma para que uno pueda relajarse y rascarse la panza sin cargo de conciencia. Decirle a la familia que uno ya cumplió, que es lo más cercano a un brahamán en el árbol genealógico, que no molesten, que ya solo le queda reencarnar en gato.

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